miércoles, 7 de octubre de 2015

El fin de un Ciclo Laboral

Cuando una organización nos abre las puertas para que colaboremos en ella, lo hace con el fin de que aportemos nuestros conocimientos, experiencia e iniciativas, a cambio de varios factores, entre ellos una compensación económica, reconocimiento, desarrollo profesional y estatus. A cambio, la empresa recibe nuestra contribución para continuar con su operación y posibilitar el cumplimiento de su propósito.  Así se genera un intercambio equilibrado que produce resultados. La organización da y recibe y el colaborador da y recibe también.
Es importante hacernos muy conscientes de que siempre que nos contratamos para una empresa, el lugar que obtenemos es temporal ya que nadie tiene asegurado su lugar por siempre, salvo los fundadores que lo mantendrán aunque ya no estén presentes en ella.
Existen situaciones difíciles por las que pasa una empresa y una de ellas es el tener la necesidad de desvincular a sus colaboradores, sea cual sea la razón y éste es un momento sensible ya que ambos sienten que pierden un pedazo de su alma.
Actualmente, el mercado laboral es muy dinámico, sobre todo ante los cambios tecnológicos y sociales tan rápidos y, debido a esto, estamos más propensos a enfrentarnos a un cambio de trabajo.

Cerrando puertas para abrir posibilidades

La vida, en todos sus ámbitos, se compone de ciclos. Ciclos que inician y se terminan. Si pensamos simplemente en el ciclo vital, nos percatamos que inicia con el nacimiento y termina con la muerte, y además, se compone de muchas etapas distintas: la niñez, la juventud, la adultez, la ancianidad. Y si queremos ser más exactos, cada una de estas etapas se compone de otros ciclos más específicos.
En cada ciclo que se cierra, hay pérdidas y aunque muchas veces son concebidas como tristes o negativas, por lo general traen una ganancia. Sólo hay que cambiar la perspectiva para poder mirar. Por ejemplo, perdemos los dientes de leche para dar espacio a los definitivos, que son más resistentes. Perdemos la inocencia de la niñez para desarrollar habilidades que nos permiten defendernos ante las amenazas que la sobrevivencia nos impone. Cada etapa que superamos está llena de pequeños ciclos que la posibilitaron, de vivencias que tuvieron su momento y luego dieron lugar a otras nuevas, que sólo pudieron darse gracias a las anteriores.
La carrera profesional no es la excepción, también está compuesta de etapas que inician y que terminan. Cuando tenemos interés en sobresalir en este ámbito habrá que despedirse de funciones, jefes, puestos y lugares antes de llegar.
Aprender a cerrar nuestros ciclos es una de las herramientas más poderosas que tenemos para vivir la vida en plenitud. Cuando cerramos nuestros ciclos de una manera adecuada, tenemos la posibilidad de concebir nuevos  escenarios o de tomar nuevos proyectos. Pero ¿qué significa “cerrar ciclos de una manera adecuada”?
Te invito a que veas la siguiente entrada de este blog: Etapas de un ciclo.